Mucha gente que hoy está soltera seguirá en la misma situación sentimental el próximo San Valentín. Me refiero a gente soltera que quiere casarse. Mucha gente el año que viene seguirá en el mismo trabajo que en realidad no le gusta. Mucha gente seguirá con los mismos problemas económicos dentro de un año.
Puede que alguna de esa mucha gente lea el primer párrafo y se vaya a otro sitio web donde le digan lo que le gusta oír. Y probablemente esa será la razón por la que el año que viene seguirán igual. Por otro lado, alguna persona leerá y se enfadará/motivará para buscar nuevos métodos, nuevos vídeos de Youtbube, nuevas cuentas de instagram —cosa que estará muy bien, yo lo he hecho— para empezar de nuevo en sus propósitos no cumplidos.
Ahí comienza en juego. Qué acciones, en qué orden, con quién, cómo, durante cuánto tiempo, cómo evaluarlas. Y en todo ello, la autoestima como principal involucrado, dado que la capacidad de demostrarse un cierto nivel de éxito personal influye —positivamente, debería— en el autoconcepto. Al principio, por supuesto, hay mucha motivación. Pero la motivación no es suficiente (eso tú ya lo sabes) si ésta no ha madurado en disciplina. Y creo que en estos tiempos, si queremos, necesitamos a nivel global un liderazgo más maduro, más basado en el amor propio* y en una nueva filosofía de vida.
Creo que un ejercicio de amor propio es justo eso: desarrollar un liderazgo personal que te lleve a acciones coherentes. O sea, acciones que te lleven a que, dentro de un año, puedas decir que estás mejor que el año pasado —y no como la mayoría.
Si quieres saber qué acciones, en qué orden, con quién… o sea, si quieres asegurarte de que vas por el buen camino y aprovechando el tiempo, aprovecha tu momento:
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