—Todo iba bien hasta que el hombre fue y cogió un bolígrafo, me lo dio y me dijo: “Véndeme este boli”. No sabía qué hacer… ¡un boli se vende solo!
Voy a hablar de una cosa que te va a sacudir por dentro.
¿Qué es vender? Ahora es convencer a otro para que te compre. Convencer a otro para que te compre. No es poner tu mercancía en el puestecillo y esperar a que los demás automáticamente vengan, amen tu mercancía y la compren; eso es una suerte que cada vez tienen menos. Vender es convencer a otro para que te compre a ti en lugar de comprarle a otro. Y cuando hablo de comprar, me refiero a comprar con dinero y con tiempo.
—Pero a ver, ¿por qué compras un boli y no otro? Porque uno tiene propiedades que el otro no tiene. Obvio.
—¿Y qué pasa si le vienes a vender un boli a alguien que ya tiene bolis?
—Pues que mi papel es convencerle de que necesita el bolígrafo que le estoy vendiendo.
El proceso de selección puede asimilarse a cuando estás en una tienda examinando un producto que consideras importante y estás pensando si comprártelo o no. Si eres como yo, que pienso despacio y actúo rápido, entenderás esto (y aunque no lo seas, también): en la sala de las entrevistas de trabajo hay una persona que está evaluando todo lo que tiene delante, desde tus movimientos, tu cara, la forma de tu nariz, cómo tienes los dientes, cómo posas, hasta tu voz y tu olor, pasando por tus reacciones —ojo, no he dicho “tu curriculum” todavía—, aunando en todo eso tu capacidad para convencerla de que te compre. “¿Qué dices, Esther?” Sí, 8 horas diarias de tu tiempo (mas las de transporte, que no se incluyen, pero yo las cuento) durante aproximadamente 240 días en un año + tu empeño, tus conocimientos y tu savoir faire por supongamos 30.000 euros. Brutos. Si eso no es una compra, dime qué es.
Sin embargo, hay otra moneda de la que no se habla tanto: el tiempo, en la vida personal. La vida personal no queda al margen en este mercado de compra y venta.
Levanta la cabeza y mira a tu alrededor 5 segundos.
Simplemente, se trata de que haya gente que quiera pasar más tiempo contigo. ¿Por qué? Porque atraes, y atención, en lo de “atraer” no te limites a pensar en la apariencia. Estamos de acuerdo en que una persona que ha invertido en su carácter, en su mente, en su cuerpo, en su apariencia y en sus habilidades sociales es más comprada que alguien que da estos cuidados por innecesarios y exige tácitamente a la sociedad que la quiera tal y como es. «Comprada», por si acaso, significa más amistades, más gente queriendo estar con ella, más ligues. Y no solamente más, sino mejor. Si estás leyendo este editorial, eres de los que quiere ganar calidad de vida en este aspecto.
Entonces manos a la obra. Dévé es la revista de referencia para que progreses en el trabajo y en la vida personal. Por eso la estrategia, el liderazgo y el estilo de vida son sus tres pilares.
—Y al final, ¿qué hiciste?
—Le puse el boli en la mesa y dije: «¡40 céntimos, caballero!»
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