Vivimos en una sociedad hiperactiva.
La niña de 7 años va a clases de piano, ballet, natación, ajedrez, da boxeo y yoga. El piano, porque queda bien que la niña sepa piano, dirán que usa los dos hemisferios del cerebro a la vez; el ballet, porque será flexible y graciosa; la natación porque no tendrá miedo al agua; el ajedrez porque así será una estratega en el futuro. El boxeo, por supuesto, porque queremos que sea una mujer fuerte, ágil, que se sepa defender y no le dé miedo la confrontación. Y el yoga porque si para los adultos es bueno, para los niños más. Y esta niña está estresada. La notamos inquieta…
El adulto ha buscado en Google lo que la successful people hace antes de desayunar, durante el día, después del trabajo, antes de dormir, los fines de semana y los domingos por la tarde. Como a millones de wannabes, se le olvida constantemente, por eso Google, como ya lo preve, le autorellena la frase “what successful people do”. Hala.
Hacer, hacer, hacer. Sin parar, sin dudar. Parar se ve mal, incluso en vacaciones: “Me voy, pero estaré en contacto para lo que necesitéis”, “No me voy, que mi trabajo me necesita”. Por qué decimos eso (mientas pita una parte del cerebro). En el fondo no hacer nada se asocia a Ni Ni, o cuando tu madre te veía sin hacer nada y te espetaba: “¿Qué haces ahí sin hacer nada? ¡Haz algo!”. No hacer nada se asocia a Ni Ni, y ser Nini (ni estudia ni trabaja) es como ser lastre social.
Pero este estilo de vida loco —sobre todo para quienes viven en ciudades grandes y alocadas—, siempre online, siempre haciendo, no es gratis.
De ahí la importancia de no hacer nada. Tu cerebro necesita no hacer nada de vez en cuando (no te vayas, que los hay que en cuanto leen en internet “no hagas nada” dejan el aparato para volver 5 minutos después al Instagram). Y en 2019 creo que necesitamos re-aprender a no hacer nada. No creas que soy quien te va a decir cómo hacerlo, ojo, solo reivindico algo que creo necesario por cuestión de salud mental. Tampoco voy a convencerte de que pares porque parar es lo que te ayudará a recuperar la perspectiva, etc. Yo hablo de no hacer nada:
- El placer de sentarse sin hacer nada en un banco (“Oh, el mindfulness”). Sin necesidad de respirar, abrir los sentidos, etc. Sentarse sin hacer nada. Sin ponerle nombres, por qué esa manía de clasificarlo todo con palabras en inglés.
- Hacer nada sin tener la intención de hacer nada. Descansar, aburrirte
- Dejar las redes sociales un rato
Estar siempre ocupados es señal de pereza (más aún cuando el hábito es saltar de una cosa a otra sin concentrarse en ninguna), porque pararse y centrarte en una cosa ya requiere esfuerzo. Hoy cuesta más que antes sacar la atención de lo superfluo que quiere pasar por urgente e imprescindible.
Pero aprender a no hacer nada, paradójicamente, es la manera de recuperar la capacidad de hacerlo todo.