Confianza: seguridad, especialmente al emprender una acción difícil o comprometida.
Hay gente que ilustra la confianza como la imagen en la que hay uno que se deja caer hacia atrás y el otro le sostiene. Clásicos de la era moderna. ¿Lo habéis hecho? Yo tampoco. Otros ilustran la confianza con la imagen del niño que salta desde la altura que sea, porque papá está ahí y va a cogerme. Pocos ilustrarían la confianza como en la portada —no son cuatro manos, son las manos de un matrimonio de compenetración, madurez y complicidad deseable y duración superior a mi edad, perfectamente complementado y que suma fuerzas en un gesto tan simple… y se deja fotografiar por quien ni estaba en proyecto cuando decidieron casarse—. Menos adrenalina, menos «me gusta» en Instagram…
(Por cierto, si tenéis instagram seguid a Dévé ya mismo)
…pero su mérito. Más a día de hoy. La confianza es la seguridad que tienes en alguien o en algo. Es como una apuesta, que consiste en que no te inquietarás cuando no puedas controlar tu entorno, o el tiempo. En una relación, es algo que construyes.
¿Estás de vacaciones? ¡Nosotros tampoco! Hoy no. Ya nos iremos, aunque Madrid en agosto es una gozada (más gozada es una isla paradisíaca, por supuesto). Dévé es cada vez mejor: ahora el equipo es más grande. Yo no quería decir nada, pero Jaime en su artículo ha filtrado algo de lo que va a pasar pronto.
Me acuerdo del año en que miraba Twitter un 31 de diciembre. Llamaba la atención leer tantos tweets tan resentidos: «este año he aprendido a no confiar en nadie». Yo también debería haber aprendido eso, porque he tomado malas decisiones y he sufrido las consecuencias. Pero sería muy triste acabar con el corazón de piedra: en el fondo todos queremos confiar. Confiar, en este contexto, es asumir un riesgo —y una de las señales de que has llegado a la madurez —»asume el riesgo, Esther, tienes que arriesgarte»; me lo ha dicho el marido del matrimonio de la portada más de 5 veces. Seguro que esta semana me lo dice de nuevo, él o su mujer.
Estamos hablando también del mundial de fútbol. Es curioso: los equipos que tienen a los mejores jugadores del mundo han caído eliminados ante equipos cuyos jugadores eran completos desconocidos. Adiós, Portugal. Adiós, Argentina. Vaya, España, tú también. ¡Jo con Francia! Lo que hace que gane un equipo es el propio equipo; por mucho que haya una figura galáctica… si el equipo no está, la figura galáctica se hunde con todo el equipo. Como pasa con los países: un país es rico si los suyos son prósperos. Un país con 3 billonarios y 30000 pobres es un país pobre; es preferible que los 30000 ganen 40000 euros al año, por mencionar una cifra. Este mundial está siendo entretenido a la vez de contener lecciones importantes.
¡Que disfrutéis de la lectura!
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Foto de portada: «Confianza (matrimonio)», de Esther Bolekia – Esta imagen es © de Dévé