El Salón ZEN es el primer evento en Francia dedicado al bienestar y al desarrollo personal. Desde hace 32 años, se posiciona como espacio de intercambio de cuestiones sobre el bienestar y la paz mental. Juntar métodos ancestrales, variados, modernos de forma que encajen en el mundo de hoy es su misión.
Si uno en la mente asocia “Zen” a la imagen de una mujer con los ojos cerrados en una postura “de esas raras de yoga”, irá al sitio esperando encontrarse cursos de yoga y mindfulness, esa palabreja en inglés con la que nos pretenden colar que respiremos profundamente y ya está. Aunque tu lado racional afirme que eres una persona de mente abierta, la sorpresa al pasar por la puerta del salón, por un lado muestra el ampliable concepto de Zen, y por otro, las posibilidades que hay si la idea es “vivir menos a la carrera”. Posibilidades, muchas: 370 expositores en la pasada edición, espacios de actividades, venta de productos, 15 conferencias, 112 talleres… toda una demostración de que cada uno puede configurar su estado Zen a su manera.
¿Qué es lo más novedoso entonces? ¿Buscar el placer mediante el ASMR? ¿Las terapias cuánticas? ¿La naturoterapia? ¿Los productos de belleza traídos de Namibia? ¿O quizá la hipnosis, y el hemi-sync? Desde el salón Zen responden que la idea no es buscar lo último, sino encontrar lo tuyo. O crearlo. Además de las actividades para bienestar individual, están los talleres para quien quiere desarrollar su profesión en torno al bienestar: “Hace bastantes años que venimos al Salón Zen, porque nos da buena visibilidad”, cuenta Barbara Aubry, formadora en masajes. “Este año proponemos los masajes que se pueden recibir sentados, siempre con el shiatsu y el masaje tailandés de base”. Unos metros más adelante, una conferencia para quienes quieren ser coaches: “Primero, cambias tu vida para poder ayudar a otros”, responde Isabelle Legueurlier antes de la conferencia que va a comenzar unos minutos más adelante. Si uno quiere ampliar, o llevarse contenido a casa, que no lo dude.
Diferentes actividades y enfoques entre las exposiciones y los talleres: comer en silencio (para encontrar la comodidad en el silencio), liberarse del perfeccionismo, solución a traumas, meditación en movimiento, reflexología podal, etc. Además de esto, llama la atención la parte relacionada con la alimentación como componente del bienestar emocional: comida bio (por supuesto), comida vegana (por supuesto), sin glúten, sin aditivos, sin azúcares. En la misma línea, productos naturales para el cuidado corporal: la filosofía es que la belleza natural no necesite complementos, y que puedan realzarla igualmente hombres y mujeres.
La amplitud del salón da a entender que el Zen es un estado mental que se crea a partir de: los cuidados corporales, el ejercicio físico, la rutina antes de dormir, la comida, los hábitos de lectura, la música, la decoración de la casa y el trabajo en el estado mental, entre otros. Parece estar claro. Eso sí, espero que ese hombre que acaba de comprarse ese gong para darle golpes a medianoche bajo ningún concepto sea mi vecino, al igual que les deseo suerte a quienes vivan cerca de ese señor.
Imagenes: salón Zen / Esther Bolekia