Las encuestas realizadas en los días cercanos a los fines del confinamiento en Europa exponían que el teletrabajo ha resultado funcionar, y el deseo es poder mantenerlo, al menos dos días por semana. Este deseo de teletrabajar se ha topado con el mercado de proyectos inmobiliarios de espacios de trabajo, el alquiler de espacios de oficina y su economía, la demanda de transporte público y los servicios de limpieza y mantenimiento asociados a la actividad cotidiana de las oficinas. El resultado del análisis de esta confrontación es que la rentabilidad no está del lado de la economía de un país.
De cara a la resolución del contexto sanitario, los espacios de trabajo necesitan, si quieren que dentro de ellos se realice el trabajo sin reticencias y con un rendimiento óptimo, ganarse una nueva confianza de sus usuarios. Las medidas de limpieza, distancia, mascarillas y sentidos de circulación son temporales, mientras se supera la situación de emergencia. De cara al futuro, será necesario hacer reformas más estructurales, para dar sensación de espacio, limpieza y confianza.
La solución principal será la higiene como responsabilidad individual, y los materiales como elementos de apoyo. Materiales como la madera sin acabar, ciertas telas, alfombras e imitaciones de piel más propensas a acumular bacterias y más difíciles de desinfectar, probablemente tengan que dar un paso atrás y los diseñadores de espacios de trabajo necesiten inspirarse más en los materiales utilizados en los centros médicos: plásticos lisos, acero inoxidable, maderas tratadas, suelos claros y lisos. Proveedores de mobiliario de oficina necesitarán poder responder a preguntas de compradores sobre materiales y dificultad de desinfección, en caso de querer hacerse con elementos más llamativos.
Prácticas que las oficinas probablemente necesitarán también implementar son la separación, espacios más abiertos y políticas para mantener los escritorios despejados, únicamente con lo necesario.
El minimalismo se maximizará por cuestión de seguridad. Por supuesto, está la opción de reconfigurar la estructura de las compañías que estén dispuestas a dejar el teletrabajo como medida definitiva. La logística de esto, combinado con que muchas empresas han admitido que el teletrabajo puede ser igual de productivo que la oficina, implica que a medio plazo se encontrará un equilibrio.
Imagen : Lycs Architecture