En la actual situación socioeconómica que estamos viviendo, cada vez es mas normal oír hablar de “mediación”. Mediación no solo en el ámbito jurisdiccional, también en el empresarial, laboral, familiar e incluso en el ámbito político. ¿Qué es la mediación? ¿Para qué sirve?
En pocas palabras, se puede decir que es un instrumento de gestión de conflictos. Pero, ¿qué es el conflicto? ¿Un problema? ¿Una disputa? ¿Un desacuerdo? ¿O una pelea?
De las muchas definiciones de conflicto que se están utilizando, me gusta la de Redorta (2007) y lo define como un problema cuyos aspectos emocionales aparecen desbocados; mientras que llamamos problema a un conflicto cuyos aspectos emocionales están bajo control.
Parece que la mediación tendría sentido cuando tenemos que resolver un conflicto que conlleva un problema, de la índole que sea, en el que hay que tener en cuenta las circunstancias emocionales de las partes.
El conflicto siempre ha existido. La controversia es algo que flota y nos rodea en distintas situaciones; no son buenos o malos en sí mismos, es algo innato a la condición humana y a las relaciones interpersonales. Y eso es justo lo que siempre nos hace buscar soluciones.
Con estas reflexiones, inicio un ciclo en el que intento trasladarte la necesidad de aprender a vivir y relacionarnos bajo la cultura de la paz evitando el enfrentamiento. Y la paz no es la ausencia de conflictos, sino el arte de saber resolverlos. No es difícil, pero hay que hacerlo bien y para ello hay que estar preparado y tener una técnica concreta.
Hay que tener en cuenta que, en la base de todo conflicto, existen múltiples elementos emocionales que conjugan con otros aspectos (económicos, jurídicos, comunicación, etc.). Para resolver conflictos se puede acudir a variados instrumentos como la negociación, la conciliación, la mediación, el arbitraje y/o finalmente, la resolución judicial. El conflicto en sí no debe invalidar a los afectados para tomar decisiones y la mediación va a tratar de hacer disminuir los conflictos emocionales pacificando la situación.
Cuando alguien se enfrenta a un conflicto, parece que de entrada el objetivo debe ser ver cuáles son los intereses de las partes; pero debe también profundizar en las necesidades para ver qué formula es la más apropiada para la resolución.
Pienso que, de las distintas fórmulas, la resolución extrajudicial de un conflicto (y más en concreto acudir a la mediación como primer paso) ayudará mucho a las partes. No solo frente al problema en concreto, sino cara al futuro. Es una oportunidad para aclarar situaciones pasadas mirando a la relación futura.
Tradicionalmente, ante un conflicto, lo primero que se planteaba era intentar negociar; y si no se satisfacía la pretensión, se solía acabar en un Juicio o en un procedimiento arbitral (que son los dos espacios en los que normalmente se resuelven los conflictos). Pero como estamos viendo, existe otra posibilidad, el mediador.
Éste es ajeno a la controversia y tiene como objetivo fundamental mejorar la comunicación entre las partes. Aporta conocimiento e información para que puedan gestionar de forma adecuada sus intereses y conseguir un acuerdo que satisfaga en la medida de lo posible sus pretensiones. Eso es mediar.
La comunicación es la vía para gestionar y resolver los conflictos. Si el canal de comunicación está deteriorado, el mediador va a ayudar a restablecerlo para que las partes lleguen a regular su conflicto por sí mismas.
El mediador hace de guía favoreciendo la comunicación en un espacio distinto al judicial o arbitral, un espacio nuevo. Un tercer espacio orientando técnicas y estrategias a la identificación de los intereses y necesidades de las partes, también enfocado a buscar y generar un diálogo que facilite el camino hacia soluciones integradoras.
Un mediador:
- No actúa como abogado de ninguna de las partes
- No da asesoramiento jurídico
- No evalúa o juzga las cuestiones que se tratan en el proceso
- No decide quién gana o pierde
El mediador asiste a los mediados para crear y evaluar opciones a fin de resolver el conflicto. Cuando las partes alcanzan un acuerdo, los extremos de éste son revisados, reflejados por escrito, y firmados por todas las partes. Como tal, un acuerdo puede ser legalmente vinculante, y por ello, explica a las partes su grado de compromiso con el acuerdo alcanzado.
La mediación puede ser considerada como una “negociación asistida”; y a su vez esa negociación puede ser considerada como “comunicación tendente a la obtención de un acuerdo”. Por tanto, la mediación puede entenderse como una “comunicación asistida para la obtención de acuerdos”. Acuerdo que puede ser legalmente vinculante.
Desde Dévé queremos crear un Rincón de la Mediación donde los distintos agentes implicados (tanto las partes en conflicto como instituciones, asesores, negociadores, mediadores, abogados y jueces), puedan acudir para entender, aportar y compartir inquietudes que ayuden a valorar la oportunidad de este mecanismo de resolución de conflictos.
Pretendemos ayudar a ver si verdaderamente la mediación es una opción práctica y un instrumento eficaz de resolución extrajudicial de controversias.
Abordaremos características, ventajas, desventajas, la figura del mediador, los ámbitos y mucho más. Todo desde la perspectiva de que hoy en día es una realidad válida y aceptada en el Estado de Derecho. Algo que se ajusta a una nueva concepción de la Justicia, al tiempo que constituye una pieza relevante de la modernización de la Administración de Justicia.
Es un ámbito nuevo que ha venido para quedarse y no podemos ser ajenos a lo que puede ofrecer.