«Es mejor un buen acuerdo, que un mal pleito»
Cuántas veces he escuchado esta frase, y que razón tiene.
Como abogada, veo que en mi trabajo es mejor tratar de sentar a las dos partes y llegar a un acuerdo que nos evite enfrentamientos en los juzgados, que en algunos casos sólo conseguimos que se enquiste la situación, y alargarla en el tiempo.
La mediación es algo que vienen reclamando muchos sectores, por lo rápida que puede ser, y porque en algunos casos determinados puede llevar a descongestionar nuestra justicia.
Hoy en día aplicamos la mediación para temas de familia, consumo, entre particulares por temas enquistados de herencias, pero nos queda mucho camino para entender que realmente es mejor siempre evitar el conflicto y llegar a un acuerdo.
Si nos decantamos por la mediación, para evitar un juicio, el acuerdo al que lleguemos es voluntario, y participativo de resolución pacífica de conflictos, en el que dos partes que están enfrentadas recurren a un tercero imparcial, el mediador, y así obtener un acuerdo. Acuerdo que nos debe satisfacer, a los dos enfrentados en el conflicto.
Reconozco que en la carrera, ni lo estudiábamos, se hablaba del dicho, pero finalmente no se estudiaba. Hoy en día, me consta que si, y que de hecho existe dentro de los colegios profesionales, cursos y listados de mediadores.
En Europa, sí que existe un amplio conocimiento de este sistema y se utiliza bastante para evitar tener que ir a un procedimiento judicial, de hecho en algunos casos es obligado antes de acudir a un Juicio.
En España poco a poco se deja introducir, en algunos sectores y los colegios profesionales cuentan con listado de mediadores.
Si estás interesado, pregúntame estoy segura que antes de acudir a un Juicio, podemos resolver el conflicto con un buen acuerdo.