Hemos introducido en números anteriores maneras de negociar el salario y dado unas pinceladas a las partes que componen la nómina de un trabajador. Hoy quiero completar la línea de estos artículos, viendo cuáles son las distintas líneas del apartado de devengos, y qué es lo que más nos interesa negociar, principalmente porque las deducciones se hacen sobre los mismos.
En primer lugar, el salario base, que nada tiene que ver con el salario mínimo interprofesional, que está dictaminado por el gobierno. El salario base, por contra, se aplica en función del convenio colectivo y es igual a todos tus pares en la empresa.
La siguiente línea, y que es donde debes hacer más foco, son los complementos salariales, que los hay de varios tipos:
Personales: en función de la antigüedad, el cargo, la formación… Aquí también encontramos las mejoras voluntarias (que es lo que puedes rascar de más al convenio colectivo si negocias bien). Básicamente, en este apartado es donde debes poner en valor tu valía y que la empresa esté dispuesta a pagar más por tus servicios.
Los relativos al puesto de trabajo: cada trabajo tiene su idiosincrasia, y por la misma se remunera: nocturnidad, peligrosidad, turnicidad… Hay varios factores que debes tener en cuenta. Si trabajas con bonus o cualquier tipo de incentivo adicional por tu trabajo, entraría dentro de este epígrafe.
También hay quien remunera las horas extras o complementarias: se llaman de una u otra forma dependiendo si tu contrato es a tiempo completo o parcial y deben pagarse mínimo al mismo precio que las horas ordinarias. En mi vida profesional, me han hablado de eso pero nunca lo he visto. Pero yo lo cuento, oye, que a lo mejor existe… 😉
En España hay varias tradiciones en lo que a cobros de salario se refiere, y una de las más conocidas y esperadas son las pagas extras y suelen pagarse en Navidades y en verano (el mes varía según el convenio), aunque puede darse el caso que se prorrateen, es decir, que las diluyan entre las 12 mensualidades de tu nómina. Tienes derecho a ellas, es parte de tu salario, no lo olvides.
Por último, nos encontramos con los pagos en especie.
Los salarios en especie son parte de lo que se llama retribución flexible y que cada vez se da más. De hecho, es muy común que elijamos entre una u otra empresa por los beneficios sociales que prestan. Aquí la negociación es clave, ya que no pueden exceder el 30% del salario total. Hay que elegir bien sobre qué ponemos el acento:
Vivienda: hay empresas que pueden poner viviendas en propiedad o pagar el alquiler. EN todo caso no puede ser mayor al 10% del salario y tributa a la seguridad social y el IRPF.
Coche: mucho más común, donde va a parar. Especialmente si trabajas en el departamento comercial que sí tributan y cotiza en la seguridad social. Se valora entorno el 20% del valor de mercado.
Hay retribuciones en especie que no tributan: vales comida (hasta 11€ en la última reforma), seguro médico (a quién vale más muerto que vivo y ni siquiera lo sabe), cheques guardería (hasta los 3 años), tarjetas de transporte y las acciones (hasta 12.000€).
Teniendo estas cosas en cuenta, espero que puedas tener una idea más clara el día que tengas que replantear tu salario, o valores el cambio de empresa. No todo es la nómina que te llega mensualmente, hay una parte muy importante de tu bienestar que viene dado por la retribución flexible y que puede pesar más en tu toma de decisiones.
Todo dependerá de tu situación actual y por supuesto de tus objetivos futuros.