Time is money. Para personas exigentes, que saben que su dinero está para servirlas.
Las inversiones son una materia que unos ambicionan, otros entienden, y otros conciben como “algo para gurús”. Y de ellas no terminan de hablar claramente los que se centran en una de las caras de la moneda. No sé qué pasa pero hay en las cabezas algo que cada vez que suena la palabra “invertir”, automáticamente añade un “en Bolsa”. A ver, la Bolsa no es para todo el mundo. En bitcoin no es para todo el mundo. La primera fue bastante bien hasta que cayó en diciembre, y ahora no se sabe cómo va (pero a mí uno de mis asesores financieros me acaba de decir que aporte más capital). El bitcoin no fue tan bien como esperaban los que esperaban que subiera, subiera y subiera. Pero hay vida más allá de la Bolsa y de las criptos.
Tu tranquilidad. No me refiero únicamente a alarmas, o seguros, sino a ahorrarte estrés si te pasa algo. O si tienes una oportunidad que requiera una rápida respuesta por tu parte.
Necesitas un fondo de emergencia, vivas donde vivas; hay más emergencias que el desempleo. Y un colchón. Liquidez. Supongamos que tienes que hacer un viaje de urgencia, donde sea. ¿Puedes sacar el precio de los gastos de ese viaje? La tranquilidad es también el estímulo de ver que logras hacerte presupuestos y atenerte a ellos, y también, que logras disciplinarte a la hora de gastar. Y, eh, pagar las deudas.
Buenas herramientas de trabajo.
No lo diré demasiadas veces. Buenas herramientas de trabajo. Cada uno tiene las suyas en función de su actividad y el uso que les da; para mí hay herramientas sagradas: los zapatos, el teléfono, el ordenador, entre otros. En la ingeniería hay una práctica habitual que es evaluar la viabilidad de los proyectos. Para ello, hay unos términos que se llaman VAN y TIR, que básicamente se traducen en: lo que inviertes en algo, lo que te da de beneficio mientras te dura, y la resta. Si la resta sale mayor que 0, es rentable. En el lenguaje de andar por casa, lo que acabo de decir es que a veces, lo barato sale caro.
Hay inversiones que valen la pena, y en ellas no hay que escatimar. Pero ojo, ¡se pueden romper también! Para eso está el punto 1.
Tiene sentido poner tu dinero a trabajar… Pero no sin antes tenerlo, y conocerlo.
Y no sin antes saber cómo funciona, y qué le puede pasar mientras trabaja. Invertir sin tener ahorros es de locos. Invertir sin asegurar la salud mental al ver que la Bolsa cae ante ciertos cambios de gobiernos es un riesgo —por el que algunos hasta se tiraron por la ventana—. Habrá alguien que predique sobre los milagros del bitcoin, pero no es mi papel responderle. Vuelvo a lo del principio: invertir en Bolsa hace hasta ilusión, sin embargo, no es para todo el mundo, sobre todo hoy. Invertir en inmuebles, en peer-to-peer lending, en startups, en fondos, hay decenas de opciones. No obstante, no está de más analizar la adecuación de cada una de las opciones, a corto y a largo. Y lo pueden afirmar los asesores financieros que hace pocos meses tuvieron que hacer de psicólogos de ciudadanos que enloquecían al ver descender el precio de sus acciones.
Tu carrera.
Verdad. No tendemos a pensar en la carrera como una inversión, pero a la hora de la verdad, hablamos de tiempo, de dinero, y de la carrera como algo a lo que das tu tiempo a cambio de dinero. Un certificado, un curso, algo que pueda hacer que asciendas en tu carrera y accedas a puestos que te satisfagan más. Que vale, que la experiencia cuenta, por supuesto, y que la experiencia te forma, también. Pero uno no es uno sin el otro. Hay una diferencia entre un desempeño básico y un salario básico que un desempeño optimizado y un bonus al final del año. O si no, tener la opción de cambiarte de trabajo e irte a uno en el que se te valore.
Tu salud.
¿Estás haciendo el suficiente ejercicio? ¿Comiendo bien? ¿Estás haciendo lo que está en tu mano para alcanzar tus objetivos y tener energía para ello? Es muy fácil poner a todos antes que a uno mismo, y es más fácil que todas esas cosas “urgentes y aparentemente importantes” se cuelen en la fila de prioridades y acabes en muy mala forma física. Pero aunque sea poco tiempo, hay que organizarse. Para hacer ejercicio y para comer bien, que la mente sana en una buena forma física es un activo que, bien cuidado, trabaja a tu favor.
Estas son inversiones buenas para el 2019, y más allá. Buenas y sencillas.
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