En mi primer artículo en Dévé hablé sobre la pereza y las formas de vencerla. Pues bien, podríamos decir que esta es la segunda parte de aquel artículo.
La pereza es un enemigo que debemos vencer, indudablemente, pero no es el único enemigo. El enemigo a mencionar en este artículo va de la mano con la pereza, incluso podría ser considerado otro nivel de pereza.
Este enemigo se llama procrastinación. Es claro que para vencer al enemigo hay que conocer sus armas, así como las armas de las que dispones tú. Primero que todo, la procrastinación es el retraso consecutivo de una tarea u objetivo. Para que lo entiendas mejor te pongo el mismo ejemplo de la primera parte:
Un día decides que vas a salir a ejercitar por las mañanas, conoces ya el cómo combatir la pereza, por lo cual lo preparas todo antes de ir a dormir. Pero por la mañana, después de sonar el despertador (y despertarse claro está), lo primero que haces es ir al baño, te aseas correctamente y tomas tus cosas preparadas. Pero oye, que hay hambre. Decides por lo tanto tomar tu desayuno. Mientras desayunas decides aprovechar para ver las noticias en la televisión, o puede que alguna serie que sea de tu agrado. Terminas de desayunar, pero no te mueves, te quedas viendo las noticias “un rato más”. Una imaginariamente pequeña fracción de tiempo después, te dispones a ver el reloj, y te das cuenta de que ya no es tan temprano para salir, esto no quiere decir que no salgas, de pronto tal vez lo haces, pero, con esto llevas el día apretado.
Pues bien, ese “un rato más” es el arma principal del enemigo mencionado anteriormente. Piensas que será solo un poco, pero cuando te das cuenta ya ha pasado una gran cantidad de tiempo.
Desglosemos a ese «un rato más»: habrás podido apreciar que en esto también actúan las distracciones, y de ellas hablé anteriormente con el objetivo de que supieras cómo combatirles. Así que ahí los tienes: pereza, procrastinación y distracciones: tus tres enemigos que, como una trinidad, atacan juntos. A menudo de forma disimulada, pero estas en Dévé para prevenir en estos casos.
Si no puedes contra el enemigo, únete a él
¿A qué me refiero con esto? Me refiero a que, para vencer la procrastinación, la misma procrastinación puede ser un gran aliado. Digamos que la procrastinación puede ser el resultado de la distracción, aunque no siempre. A veces, la procrastinación se presenta como un pequeño atisbo de pereza, la cual luego te sacudes, pero puede ser demasiado tarde o estropear tu día tan bien planeado. A veces puede durar más y a veces menos, he ahí el conflicto. Lo que puedes hacer, es procrastinar aquellas tareas o acciones que a posteriori te lleven a la distracción. Puesto que tienes un objetivo principal, el resto es secundario.
Hazte un horario.
Esto es de lo más básico, es necesario estar organizado. La procrastinación provoca como resultado, cambios en tu horario y planes. Pero esto no quiere decir que no debas hacerte un horario, sino que, al revés, te viene de fábula. Con un horario establecido (siempre y cuando sigas el orden principal y no añadas una tarea extra) podrás tener claros tus objetivos del día. Pero si te limitas, el enemigo atacará, debes pensar en todo, por difícil que suene. Para tu horario, no simplemente debes de marcar lo qué hacer a cada hora, sino que aconsejo que también figure en ese horario, cómo hacerlo.
Aparta la electrónica, aunque sea por un rato.
Los dispositivos electrónicos, como siempre, juegan el papel más importante. Más aún ahora que todo es más fácil gracias a la electrónica. Pero algo es claro y es que una simple notificación y el suave toque de tu dedo en la aplicación correspondiente a ésta, y ya puedes olvidarte de tus planes. Lo gracioso es que a pesar del propio móvil especificar la hora actual, ésta se nos escapa constantemente. No es que no debas usar la electrónica en sí, sino que debes hallar el momento más favorable para usarla.
Acostumbramos mucho a decir que el tiempo es oro, pero no nos damos cuenta de que, en ese caso, echamos a perder el oro.
Una de las causas de estrés laboral y personal es el no saber cómo lidiar con una situación chocante que te sobreviene en cierto momento, bien sea con compañeros, superiores, familiares, o contigo ante el espejo cuando te miras . Si Dévé te ha servido hasta ahora, quédate y por favor apóyanos con tu patrocinio. Queremos mantenernos y seguir siendo un medio independiente que ayude a construir una vida elegante, exitosa y agradable. Patrocina Dévé aquí. ¡Gracias!