El management no es fácil. No lo es. A veces el exceso de información y de gurús de palabras bonitas, lejos de facilitarlo, lo dificulta aún más. No obstante, no puede faltar una crítica a una pregunta temeraria en las entrevistas de trabajo: ¿Qué es lo que los demás piensan de ti?
Esa pregunta si viene de un jefe podría ser respondida por un «¿Qué es lo que tus empleados piensan de ti?» A la hora de hacer preguntas, podría contarse con que esas preguntas pueden regresar al que las hace. O dicho de manera coloquial, el tiro puede salir por la culata.
Para una mejor reputación y mejora de la salud mental, y en el trabajo, he aquí un manual de instrucciones (atención, que esto no es solo para managers, es para todos):
1. Cosas que crees que te hacen un buen jefe, cuando más bien lo contrario
Jack Vincent dice que las ventas son como el sexo, todo el mundo cree que lo hace bien. Lo mismo pasa con el management.
El liderazgo no se aprende en las escuelas de liderazgo; se aprende día a día en el equipo, es teoría y práctica. ¿Y si priorizas aquellas cosas clave para estar bien valorado?
3. 5 errores que hacen que los buenos empleados se vayan
Pensar que hay gente a la que le gusta el trabajo, pero no los jefes es desalentador. Pero si se trata de lo
4. Que te metan caña es genial. Te digo por qué
Antes de pensar que tienes que ser tú la única persona con licencia para meter caña, cuenta con esto. La diferencia entre líderes que marchan bien y líderes que no, consiste en lo capaces que son de escuchar y de encajar que les metan caña. La paciencia, la humildad y la capacidad de escuchar:
5. Cómo superar un mal día cuando tú eres quien manda
Si tú eres quien manda, las consecuencias de un mal día se amplifican. Primero por las consecuencias que tiene sobre ti, pero también, por las consecuencias que acarrea sobre la gente que está a tu cargo —y en la vida real no existe el Control + Z—. A las personas en posición de liderazgo se les exige tácitamente ser siempre adultas, racionales, calmadas, dinámicas, con iniciativa y siempre manteniendo las formas —exigencias legítimas, claro—. Por desgracia, en malos días eso es lo último que tienes ganas de hacer. ¿Qué hacer? Afortunadamente para ti —y para mí también, puedo decir, dado que he pasado algunos días malos que me han enseñado bastante—, he aprendido algunas lecciones importantes para asegurarme de que al menos, un día malo no empeore.