Te aseguro que no podrías contar con las manos las veces que te has propuesto aprender algo nuevo y, por cualquier razón, te has olvidado completamente de lo que querías aprender. No en todas las ocasiones nos auto preguntamos esto, pero sí en varias:
“¿Por qué no lo aprendí?”
Podría decirse que esa pregunta es la yema de este artículo, pero iré a por ella más adelante. Por el momento prefiero que la mente esté despierta y hablar de varios ejemplos comunes:
Por casualidad has quedado con unos amigos, simplemente para charlar o tomar un café. Comentáis cómo fue el último partido del Barcelona, o no, puede que algo más serio. De pronto llega una persona que desea preguntaros sobre cierta dirección. Pero notáis que aquella persona es sordomuda. Ahí actúa la pregunta mencionada anteriormente: te llega a la cabeza el recuerdo de que hace 2 o 3 días pensaste en aprender el lenguaje de signos, para ocasiones como esta, pero lo dejaste en una idea o auto sugerencia y continuaste con tus quehaceres.
¿Y ahora qué? Pues no tienes forma de saber qué desea aquella persona. Y de pronto descubres que uno de tus amigos entiende el lenguaje de signos y puede comunicarse con esa persona. Te arrepientes de no haberlo estudiado, aunque fuera un poco, así que te “animas” a aprenderlo por lo recientemente ocurrido. Lo que pasa es que por lo que ha pasado simplemente te ha dado un “plus” y te has animado de golpe, pero el problema es que de esta forma en cuanto empieces a encontrar dificultades te encontrarás con la pared de ladrillos.
Ese “ánimo” es equivocado, pues no es ánimo, sino que son ansias disfrazadas de ánimo.
Esto provocará que cuando empieces a aprender algo nuevo, si es algo que requiere de bastante tiempo y paciencia para aprenderlo, lo dejes al poco tiempo de empezar sin siquiera percatarte de ello.
Mientras lees esto, tal vez recuerdas que había algo que querías aprender el otro día, o que estás en proceso. El caso es que en muchas ocasiones no es solo una cosa lo que queremos aprender, puede que de pronto mires la televisión y digas: “Estaría curioso saber más sobre ese tema”. Esto entra en tu lista, pero al rato hay otra cosa más que quisieras aprender, otra más, y otra. Después se te van olvidando una por una.
Vamos a librarnos de esa molesta pregunta, te cuento cómo:
Elimina el orden de importancia
Lo primero es seguir cierto orden; ahora bien, el más común es el orden de importancia. Lo que pasa es que éste no es el orden correcto en este caso. Debes ordenarlos según cuál quieres aprender más, pues muchas veces elegimos según lo que nos conviene y debido a esto solo logramos que nos cansemos a medias.
Aporta empeño
En innumerables ocasiones una vez nos dio el bombillazo y decidimos ponernos a ello, mientras esperamos a que se nos facilite el camino a seguir. Pero hay una cuota de esfuerzo y dedicación que debemos cumplir rigurosamente.
Evita distracciones
En estos casos, las distracciones son letales. No es como si tuvieras un trabajo que hacer y te distraes mirando a la nada durante 10 minutos y vuelves al trabajo, que de por sí ya es malo pues pierdes el foco, sino que el problema es que lo que aprendemos, lo estamos aprendiendo por pura voluntad propia. Es decir, que tu mente continuamente te va a estar diciendo que «por 1 minutito viendo la tele no pasa nada». Ese espacio es la frase destructiva, que acaba con tu empeño y dedicación.
Frase que suena más o menos así: “Total no estoy obligado a aprenderlo”.
Y no, no exagero, si te paras a pensarlo muchas veces lo pensamos, por poner una excusa.
Vencer las distracciones no es tarea fácil, pero estamos para ayudar en estos casos.
Empecemos por el espacio de trabajo. El espacio en el que trabajes debe de ser cómodo, cálido (sobre todo en las épocas venideras), pero por encima de eso debe estar libre de lo que te distrae. Lo típico vendría siendo la televisión, los sonidos molestos, etc. Pero nadie se conoce mejor que uno mismo ¿verdad?
Y el móvil, oh el móvil, una simple notificación y te aspira cual agujero negro. Tal vez de pronto estás obteniendo la información del móvil, lo cual es inevitable en ciertas ocasiones, pero a ser posible, imprime lo que quieras aprender. Otra opción un tanto arriesgada es bloquear las notificaciones emergentes, pero seguramente no tendrá la misma eficacia.
Todo sea hecho por la búsqueda del conocimiento. A la hora de aprender algo no podemos limitarnos o escatimar esfuerzos, porque lo que aprendamos ahora nos será útil en el futuro, así que cuanto más, mejor.