Estamos acostumbrados a que todo se puede comprar. Estés donde estés y sea el día que sea. Nuevo, de segunda mano o vintage. Tecnológico o ecológico. Artesanal o industrial. Todo. Por hacer, no hace falta ni ir a la tienda. Desde el sofá podemos hacer pedidos que nos llegan a la mismísima puerta de casa.
Pero…no todo puede comprarse. En realidad, nos están haciendo sentir más poderosos de lo que somos. Hay cosas que no podemos adquirir por una razón muy sencilla: no tienen precio. Ni el ocupante de la primera plaza en el ranking de la Revista Forbes puede permitirse ese gasto, no tiene dinero suficiente para pagarlo. No lo hay. No existe.
El valor hace que las personas seamos un tesoro y que los regalos invisibles como una buena conversación, la fidelidad o el cariño sean merecedores de todo nuestro agradecimiento porque, para ser justos, solo podríamos corresponder dando exactamente lo mismo que hemos recibido.
En los tiempos que corren, son pocos los que se paran a pensar en la fortuna que tenemos de ser queridos, escuchados y reconocidos. Queremos tener más relojes que momentos, más fotos en el teléfono móvil que imágenes grabadas en la memoria, más conversaciones mirando el móvil que a los ojos…
Estamos equivocados. Pensamos que valen más los móviles, las gafas y los relojes que las conversaciones cara a cara, las miradas y el tiempo. Vamos mal y eso solo nos puede llevar a un sitio peor.
La sociedad más avanzada camina dando pasos hacia atrás. Olvidando lo que nos enseñaron y dando lecciones de errores en vez de aprender de ellos.
La buena noticia es que esto puede cambiar. Podemos empezar ahora y aquí. Podemos hacerlo tú y yo, no necesitamos llamar a más. Saca un papel y escribe en una columna las personas más importantes de tu vida y en otra fila los mejores momentos que recuerdes. Ahora dibuja un rectángulo y anota el precio por el que renunciarías a todo eso. Esto segura que va a quedar en blanco.
Si te niegas a escribir de tu puño y letra una cifra, no lo hagas con tu actitud.
-No actúes como si hubiera cosas que valieran más que aquello que no tiene precio.
-No pongas delante algo que en tu lista de prioridades está muchos puestos por detrás.
Haz orden en tu vida, pero no armarios, estanterías y cajones. Hazlo en tu cabeza y en tu corazón. Hazlo en tu tiempo. Hazlo en ti.