Nunca en la historia de la humanidad hemos tenido acceso a tantas fuentes de información como hoy en día. Cualquier erudito del pasado se hubiera muerto de envidia de conocer los recursos de que dispone cualquiera de nosotros en la actualidad.
Gran parte de estos recursos son vídeos, infografías o textos cortos. El video es una forma excelente de presentar información de forma amena, pero tiene un inconveniente: su carácter secuencial. El autor ha decidido en qué orden y a qué ritmo presenta la información; poco podemos hacer nosotros para variarlo.
Las infografías resultan prácticas para presentar algunos datos de forma gráfica o para resumir unas ideas, pero no son buenas para presentar ideas nuevas; son muy esquemáticas.
Los textos cortos, como es el caso de un artículo, sirven para presentar una idea sencilla, pero no permiten explayarse demasiado. Cuando se trata de ideas más elaboradas, necesitamos recurrir a un texto extenso: un libro.
¿Cómo leer un libro?
Abrir por la primera página e ir leyendo una tras otra hasta llegar al final no es una buena idea, salvo que se trate de una novela y queramos disfrutar de su trama. Un libro nos deja mucha libertad en cuanto a cómo leerlo, en que orden y con qué detenimiento; debemos aprovecharla en nuestro beneficio.
Leer un libro con atención nos llevará al menos unas cuantas horas, por lo que debemos ser muy selectivos al elegir lo que vamos a leer. Lo ideal es seguir unos pasos en los que iremos dedicando cada vez más tiempo al libro. Estaremos siempre atentos para descartarlo si llegamos a la conclusión de que no nos resulta interesante o de que ya hemos capturado las ideas principales y no nos va a aportar mucho más.
El primer paso no debería llevarnos más de un minuto. Datos como el título, el autor, editorial, fecha de publicación y quien lo recomienda, nos permitirá descartar muchos de ellos.
A continuación, leer algunas reseñas y críticas (tanto positivas como negativas), la contraportada y el índice. Nos ayudará a decidir si hemos de seguir o no con el libro. Si, después de este filtro, seguimos interesados en el libro, consideraremos primero leer un resumen. La información relevante en muchos libros puede resumirse en unas pocas páginas. ¿Ha publicado el autor algún artículo donde presenta las ideas principales de su libro? También podemos recurrir a resúmenes escritos por terceros. Existen servicios de pago que publican estos resúmenes tales como Getabstract o Blinkist, y otros de libre acceso como Actionable Books , Four Minute Books o Goodreads.
Si, después de todo esto, continuamos interesados en el libro completo, la mejor forma es hacer varias lecturas sucesivas, cada una de ellas más profunda.
En la primera lectura, examinamos el índice, ojeamos algunos capítulos, y leemos algún párrafo al azar; no debe llevarnos más de tres o cuatro minutos. Esto nos permitirá ver cómo está estructurado el libro, qué tipo de lenguaje utiliza, si tiene mucha ilustraciones o gráficos, si hay un resumen de cada capítulo…
También podremos conocer o conjeturar cuáles son las ideas que expone el autor. Antes de ponernos a fondo con el libro, hagamos un resumen o un esquema de estas ideas. Lógicamente, nuestro resumen estará incompleto, lleno de dudas y lagunas. Sin embargo, es un ejercicio muy útil que nos va a permitir dos cosas:
- Crear un marco general donde encajar las ideas del libro. Nuestra mente funciona asociando y relacionando diferentes ideas.
- Favorecer una lectura atenta y enfocada. Todas las dudas que nos han surgido al redactar nuestro resumen son preguntas que resuenan en nuestra mente esperando una respuesta.
A partir de aquí podemos aplicar un enfoque diferente dependiendo el caso:
- El autor expone unas pocas ideas principales, y el resto del libro son ejemplos o estudios y datos que las sustentan. Si es así, podemos practicar una lectura ágil en una primera pasada, y marcar los párrafos donde se expresan las ideas. En la segunda lectura podemos ir directamente a las partes señaladas.
- El libro es muy denso y necesitamos estudiarlo con detenimiento. En este caso, lo mejor es repetir para cada capítulo varias veces el proceso de intentar resumir y leer después, hasta que logremos asimilarlo por completo.
Recordemos siempre que hay infinidad de libros publicados. Salvo en la escuela, nadie nos obliga a leer un libro completo, no debemos dudar en abandonarlo si no nos satisface. Hay muchos otros esperando.
Imagen: Nino Carè