Un día me preguntaron qué era un mentor.
Respondí que un mentor es «alguien que tiene la vida pro que quieres tener tú dentro de 10 años». Repito: la vida que quieres tener. No creas que ese tú de dentro de 10 años de tus deseos coincide necesariamente con ese tú de dentro de 10 años que saldrá dentro de 10 años si sigues con tu vida pro como si fueras un tren automático, sin conductor.
Y tan ancha me quedé.
Hoy, un mes después de dar esa respuesta y de mirar mi vida, afirmo que mantengo lo que dije, pero no hay que limitarse a eso. Una persona sabia de cuya experiencia puedas aprender puede ser tu mentor —y no tiene por qué estar en tu campo profesional—. Por otro lado, puede que pensar en los próximos 10 años vaya en contra de definir con precisión los objetivos profesionales a corto plazo; de modo que es posible que sea mejor acotar los 2 o 3 próximos objetivos profesionales y centrarse en ellos de cara a buscar un mentor.
Hablan bastante de los mentores en el mundo anglosajón, y será estupendo que, después de este artículo, se hable en español de este asunto con más propiedad. Nos hemos anclado en replicar el concepto americano de mentor — que tiene sus puntos ciertos—, no obstante, la libertad en el pensamiento da más opciones, válidas según la persona y la situación.
¿Quién pide un mentor para su vida?
Ante todo, alguien que ha decidido que va a ser dueño de su carrera profesional. Esta frase no está dicha a la ligera. Nunca sabrás quién es tu mentor hasta que sepas quién eres tú —deberíamos hablar más de esto en Dévé, porque esto está relacionado con conocer tu valor como profesional—. Saber quién eres tú, desde la perspectiva de quien sabe dónde está y a dónde quiere llegar, permite elaborar tus objetivos profesionales, es decir, el dónde y el cuándo. El cómo, no; si controlaras el “cómo” no necesitarías tener un mentor.
¿Dónde lo encuentras?
No hay un lugar definido donde pueda decirte que lo vas a encontrar. Hablan de encontrarlo en la universidad, en eventos de networking, etc. Pero puedes verlo en una conferencia, un curso, una reunión, el autobús; las opciones son amplias. Lo que puedo decir es que la búsqueda de mentor puede durar mucho o poco; sin embargo, necesitas tener los ojos bien abiertos. La persona que es tú dentro de 10 años es una persona muy interesante a la que desearás en cuanto conozcas profesionalmente.
Otro punto es la persona correcta. Puedes ver varias personas que sean tú dentro de 10 años, pero no todas necesariamente van a ser tus mentores. Tu mentor primero amará la idea de ser mentor, pero también amará la idea de ser tu mentor. De modo que voy a poner unos puntos que van a ser de ayuda:
—Es mejor un mentor con el que te puedas reunir cara a cara.
Y no le pidas ser tu mentor por email. Entre una persona con el puesto más brillante con quien únicamente hablarás por email, y una persona con un puesto menos brillante con la que puedas tomarte algo mientras conversáis, la segunda.
—Estate preparado para responder a preguntas difíciles.
Conseguir un mentor tiene menos de “entrevista de trabajo” y más de “pedirle a alguien que sea tu amigo”. Por otro lado, te hará pensar en aspectos que no te habrás planteado, desde opciones laborales (eso gusta) hasta principios y ética (ahí hay que hacer introspección).
—Es tu mentor, no tu madre.
Quiero decir que tú tienes que hacer tu trabajo; la pelota estará en tu cancha. Por otro lado, necesitas mostrar a tus mentores que estás progresando; entonces te corresponde que sean partícipes de tu evolución, no que únicamente recurras a ellos cuando te atascas.
—No te precipites. Pero lánzate.
No tengas miedo de pedirle a esa persona tan grande, importante e interesante que sea tu mentor. Y si tienes miedo, pues pídeselo con miedo. Si no lo pides, no lo será. Si lo pides, y no tiene que serlo, no te aceptará. No insistas. Si esa persona tiene que ser tu mentor, le gustarás por tu iniciativa.
Tener un mentor es una de las mejores cosas que un profesional serio —estás leyendo Dévé, eres un profesional serio— puede tener en su vida. Y no te abrumes por la edad; alguien dispuesto a aprender a jugar al ajedrez puede tener como profesor de ajedrez a un niño de 12 años. No drama.
Hope this helps.
Imagen: Rawpixel