Instagram, YouTube…la vida a partir de los 16 años* se nutre de lo que allí aparece, de los memes y vídeos que se viralizan, y por supuesto, de la moda, gestos, tips que la no-tan-nueva-ya profesión de moda –el influencer – diga o cuelgue en sus redes.
Se dice en redes que un influencer es una persona que cuenta con cierta credibilidad sobre un tema concreto, y por su presencia e influencia en redes sociales puede llegar a convertirse en un prescriptor interesante para una marca…porque nuestro diccionario de la RAE no recoge el término, aunque en su Twitter sí se han pronunciado, sin dejarse todavía influenciar por los anglicismos, para indicar que proponen el uso sustantivo del adjetivo “influyente”. Mucho me temo que sin más agilidad en la adaptación, nuestra Real Academia Española de la Lengua seguirá siendo una gran desconocida para muchos de nuestros chavales.
Pero, ¡oh, sorpresa (agradable)! Resulta que sí hay, entre este tipo de personas con muchos seguidores, algún influencer como La Vecina Rubia (millones de usuarios en Facebook, Instagram, Twitter) que también son seguidores de la RAE, seguidores acérrimos de la gramática y la ortografía, y luchadores por una buena lectura y escritura en un español lo más correcto posible, aún cuando se trate de verbos o “palabros” semi-inventados, importados del inglés, o extendidos por la red. Vale, lo admito: pasé de los 40 hace tiempo, y soy muy fan de ella; y la sigo porque me divierte, es muy positiva, dice verdades como puños, y compartimos nuestro amor por las Letras desde jóvenes.
Siguiendo con ella, tengo que decir que la Vecina Rubia escribe buenos consejos a nuestros hijos y sobre todo para los más jóvenes. Entre ellos, que no piensen en ser solo influencers en su vida.
Y en esta situación, ¿podemos nosotros contrarrestar esas influencias, esos dictados de la moda? ¿Es realmente necesario? En mi opinión, no sólo podemos, sino que debemos ser verdaderos modelos de referencia a seguir por nuestros hijos y por los jóvenes de nuestro entorno.
Intento evitar los anglicismos cuando hay un riquísimo castellano en el que expresarnos pero, en este punto, los términos están globalizados y forma parte del proceso de adaptación al medio con nuestros chicos. Aun así, y aunque parezca una tarea poco sencilla, merece la pena seguir creciendo como personas a través de las siguientes generaciones, merece mucho la pena actualizarse en gustos y renovarlos: se aprende mucho y, sobre todo, se consigue ser los verdaderos coaches de nuestras propias vidas y, con ello, los verdaderos influencers en la vida de nuestra siguiente generación.
Imagen: Guillaume Meurice