Con el ritmo tan frenético que llevamos en nuestra vida diaria es bastante difícil conseguir relajarse, hasta ahí estamos de acuerdo, pero resulta que respirar hay que hacerlo sí o sí, o sea que ¿por qué no sacas un hueco, aunque sea en el trabajo (donde probablemente pasas la mayor parte del día) y con estas recomendaciones empiezas a practicar la respiración consciente? Es cierto que el relax no solo se consigue respirando, por eso también hablaremos sobre estiramientos, pero ya verás, son estiramientos pensados precisamente para cuando estás sentado en la oficina.
Respirar es imprescindible para la vida, aunque muchos de nosotros, como tenemos tanta prisa, lo hacemos de forma superficial, cuando lo idóneo es completar el proceso respiratorio para conseguir una mayor oxigenación del cuerpo. No en vano, cada vez más, están siendo demostrados los beneficios de respirar bien. Sirva como muestra que reduce la ansiedad, refuerza el sistema inmunitario y, ayuda a la concentración y la memoria. Para todo ello, debes estar atento a que tu respiración sea nasal, puesto que la nariz está preparada para actuar como filtro de impurezas, además de que humidifica y calienta el aire, lo que hace que sea más fácil de asimilar por el cuerpo, o sea que debes inspirar y espirar por la nariz, aunque en algunos casos, sobre todo, si estás haciendo ejercicio de forma intensa, es recomendable la respiración combinada, en la que se coge el aire por la nariz y se expulsa por la boca, lo que ayuda a eliminar más fácilmente las toxinas.
Si bien es cierto que las dificultades para respirar pueden ser debidas a patologías que conviene que examine un médico, hay pautas que te pueden guiar para conseguir una mejor respiración. Y ten en cuenta también que cualquier técnica respiratoria debe ser enseñada por un especialista, dado que si se aprende mal, puede resultar perjudicial para nuestra salud. De hecho, existe lo que se llama la fisioterapia respiratoria, que debe ser aplicada siempre por personal cualificado y que está especialmente dirigida a personas con trastornos respiratorios, pero que puede resultar beneficiosa también en el caso de personas sanas.
Tómate un respiro con el yoga
Una vez que ya seas consciente de que hay que utilizar toda la capacidad pulmonar, puedes aprender a respirar bien siguiendo estas tres fases: la respiración torácica superior o clavicular (llenando la parte superior de los pulmones), la intermedia (expandiendo las costillas) y la diafragmática (expandiendo el diafragma). Para dominarlas, te ayudará mucho la práctica del yoga, entre otras posibles disciplinas, como el pilates, el taichí o el chi kung. Igualmente, puedes fortalecer los pulmones, hinchando un globo o tocando algún instrumento de viento (no es imprescindible que sepas hacerlo).
El yoga y las demás disciplinas nombradas más arriba contribuyen a que la respiración pase de ser una función mecánica e inconsciente a una consciente, ayudándonos así a reeducar nuestro aparato respiratorio. Y lo de reeducar no puede ser más acertado porque estamos tratando de recuperar aquella respiración con la que vinimos al mundo, la diafragmática y, que hemos ido dejando atrás, ya siendo adultos, al sustituirla por la respiración a través del pecho, más superficial. Y es que a menudo, nos faltan horas al día para terminar nuestras tareas y, frecuentemente, una de las razones que lo explica es que estamos desconectados (no conscientes) de nosotros mismos y actuamos como autómatas, en muchos casos, movidos por obligaciones del día a día y, la obligación, ya se sabe, a nadie suele gustarle, así que ahí hace su aparición la procrastinación (dejar las cosas para más tarde). Entonces, uno de los mejores caminos para empezar a reconectar con nosotros mismos y con nuestro entorno es abrirle la puerta al yoga. Una filosofía milenaria que significa precisamente unión (entre otras cosas, de cuerpo, mente y espíritu). No es una religión, ni exige profesar ninguna, así que puedes practicarlo, sean cual sean tus creencias o incluso, aunque no creas en nadie o nada. Lo que sí exige es atención. Atención a tu cuerpo, a tu mente y a tus emociones para que te conozcas mejor, encuentres tu equilibrio y puedas vivir plenamente, aceptando lo bueno y lo malo de forma ecuánime, sin apegarte a ello para, de esa manera, poder ser libre. Y lo que pasa cuando te sientes libre y tranquilo es que tomas mejores decisiones y en menos tiempo, por no hablar de que ayuda a que te encuentres más en forma y descanses mejor. Obviamente, todo esto no se consigue de la noche a la mañana, para ello, son necesarios ciertos hábitos y un poquito de voluntad. Lo bueno es que una vez que hayas notado los beneficios que te reporta el yoga, que va más allá de imitar posturas o realizar estiramientos, lo integrarás de forma natural en tu vida, aplicando sus principios a todos los aspectos.
Dicho lo cual, para no procrastinarlo más y como se puede hacer en cualquier sitio y a cualquier hora, esta infografía puede ayudarte a rebajar el estrés en la “ofi” y ser más productivo.

Ejercicios de yoga para la oficina. Por Lucia yoga
La meditación, pilar fundamental del yoga
Para después de las posturas que realices para estirar y relajar el cuerpo o si no puedes hacerlas, puedes practicar una meditación de 5 o 10 minutos. Cuando eres principiante, se suele recomendar comenzar con meditaciones guiadas, para después con el tiempo, ser capaz de meditar por tu cuenta. Solo tienes que ponerte los auriculares y, o bien entrar en algún canal de Youtube o bien descargarte alguna aplicación o podcast donde hagan ese tipo de meditaciones. Después, las harás solo y ayudándote nada más de alguna música relajante.
Espero que con estas indicaciones te animes a sumergirte en el mundo de lo zen y consigas convertirte en un oasis de paz y tranquilidad en medio de esta vorágine cotidiana que nos acompaña.
Imagen: Katemangostar / Freepik