Y vamos a cambiar.
En la era de la post-verdad ocurre que lo que aparenta ser verdad es más importante que la propia verdad. Sobre todo si decide apelar a emociones, o a causas sociales modernas por las que gente primero mata, y luego, si eso, se digna a saber si valía la pena haberse enervado tanto. No más que ver Twitter: es fácil hacer enfurecer a miles con una foto fuera de contexto sacada de un blog por ahí perdido, al que añades un titular que parece real. En el tiempo que pasa entre que se suelta el bulo y se descubre la verdad, se suceden tweets enfurecidos a diestro y siniestro, copias al tweet, varias personas bloqueadas y, ya después, alguien que destapa la mentira. A partir de ahí:
- Quien crea el bulo no admite que le han cazado: bloquea, se enroca…
- Quien crea el bulo se queda callado
¿Disculparse? ¿Qué es eso? Total, la vida sigue.
Increíble. En 2018 supuestamente deberíamos estar en la cúspide del pensamiento crítico.
Podría seguir y abogar por lo que necesitamos recuperar, pero prefiero hacer otra cosa. Dévé cambia a partir de esta semana. Dos secciones desaparecen (esta de opinión entre ellas), otras dos se unen, y nace una nueva sección cuyo pilar son conversaciones productivas, de calidad, de esas que te cambian. Porque nos dan ejemplo. Hablaremos con gente que tiene algo importante que contar, bien sean historias de éxito, de fracaso, de carrera, de liderazgo, de maneras de vivir, de empresas, de negocios, de lo que hace que el mundo sea el mundo y que el mundo cambie. Cada persona con la que hablaremos puede ser un ejemplo.
No lo cuento: lo hacemos. Nos vemos el próximo lunes.