Time is money, dije. «Hazte un presupuesto», dije. También dije que hacerte más competente manejando tu dinero es el tercer paso para acercarte a la vida que realmente quieres.
Y que sí, que puedes lograr ese hábito en 3 meses. El asunto del presupuesto exige que sea más específica. Hacerte bueno con el dinero es algo progresivo, que se logra con moderación, eso sí. Esto es como con las dietas: verte con unos kilos de más, enervarte y meterte de un día para otro en una dieta drástica te causará no más que ansiedad y cabreo. Pero si quieres ponerte en forma y que los resultados perduren, necesitas un ejercicio de franqueza contigo.
Necesitas sinceridad sobre cómo gastas realmente, y lo que serás capaz de hacer. La mayoría de nosotros —digo nosotros— cuando empezamos con esto de hacernos presupuestos, tendemos a ser demasiado ambiciosos y mentirnos en lo que respecta a números.
Así que una buena idea es hacer una recopilación de las 3 mentiras más comunes que nos contamos cuando hacemos presupuestos, y añadirles la verdad correspondiente:
«Sólo voy a gastar (insertar número reducido brutalmente) al mes en ocio»
“Oh, mira lo que me he gastado comiendo fuera este mes, ¡menudo desperdicio! Esto se recorta”. Esta es la primera orden que nos damos al ver lo que hemos gastado el mes anterior en los afterworks, yendo al cine, cenando fuera… especialmente si está el hábito de hacerlo y dejar propinas. O el hábito de ir al supermercado y comprar ya no patatas fritas, sino plátanos fritos y malangas fritas en bolsa, que están mejores. No te lo tomes a mal: es bueno querer reducir los gastos, pero al igual que las dietas drásticas no funcionan, los recortes drásticos tampoco.
Así que en vez de decir: “Voy a gastar X —siendo X un número aleatorio— en ocio”, busca definir cada una de las sub-categorías de “Ocio” y prueba reducir el dinero de cada una de ellas en un porcentaje entre el 15 y el 20%. Cantidad adecuada para “Ocio” no hay, sobre todo porque cada mes las cosas varían, y los precios varían según el país donde vive uno. Pero cada persona puede comenzar reduciendo en un porcentaje pequeño lo que gasta sin que eso suponga volverse tacaño. Porcentajes pequeños te ayudarán a adaptarte y desarrollar creatividad para hacer planes que no impliquen gastar mucho.
Y claro, que lo que ahorras, por supuesto, vaya a tus planes de ahorro.
«Se acabó el gastar dinero en X. No lo necesito…»
Hasta que lo necesitas, como sucedió el mes pasado. Y el anterior… Por cada persona que se propone cortar drásticamente con el gasto en una cosa tenemos otra que te dice que no logró cortar ese gasto. ¿Sabemos con precisión lo que nos va a pasar en los próximos 7 días? Creo que es de humanos no saberlo. Al igual que es de humanos estar sujeto a las cosas que les pasan a los humanos.
Puedes decir: “No compro más ropa en un año”, pero la semana siguiente te cae lejía en una de tus camisas y le tienes que decir adiós. ¿Me vas a decir que no te vas a comprar otra? ¡No te creo! Puede que sea mejor tener una reserva para “este X que voy a evitar, pero en caso de que no quede otra opción, lo compraré”. Así no te sientes como si estuvieras rompiendo una norma.
«¡Ya está preparado mi presupuesto! Hala»
Hacerse un presupuesto suena fácil: parece que es coger el papel, el Excel, la app que sea y hala. Ojalá. Si es el primer presupuesto serio que te haces, no va a estar bien —¿acaso el primer plato que cocinaste te salió perfecto?—. Pero tranquilidad, una primera fase para ser competente haciendo el presupuesto es saber lo que has gastado, pero la otra es observar cómo te ha ido la vida con este presupuesto nuevo. Ahí está el aprendizaje. Cuanto más detenidamente te observes, más rápido aprenderás, desde luego.
Bonus: «¿Y qué pasa si mi plan es gastar un 20% menos en una cosa, pero aparece una cosa en mi vida de ahora o nunca, y el gasto, en vez de reducirse un 20% aumenta un 30%? No iba a dejarlo pasar…
¡Chica, es que en 2018 por fin hay ropa en las tiendas! Y claro, tengo un presupuesto ajustado; no soy como esa gente que se permite comer fuera siempre, el dinero que me he gastado de más en esto es dinero que se reduce en otra cosa…»
O sea, qué pasa cuando nada de lo de arriba funciona. Buena pregunta. Una opción es hacer como cuando te saltas la dieta: “total, ya me he saltado la dieta, al cuerno todo”. Es la intuitiva, la más fácil. Pero si quieres hacerte bueno con tu dinero en 3 meses… Calmarse es mejor opción —es lo que tiene la vida, no drama— y recalcular, como hacen los GPS. Simplemente tener en cuenta ese exceso, a costa de qué ha sido, y compensarlo, sin castigarte. Plan B: para la próxima vez gasto un 20% menos de lo que gasto normalmente. Plan C: quizá durante una temporada no puedas reducir los gastos en ropa.
Imagen: Rawpixel